En los tiempos actuales, saturados de Calvin Harris o J Balvin, resulta inusual que suene en el radio o en una casa cualquiera algo relacionado al sotf rock, country pop o en general algo de música ligera instrumental. Por lo que no es de extrañar que en sus cabezas no se asome ni de broma el nombre de Karen Carpenter. 

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Nació el 2 de marzo de 1950 en New Haven, Connecticut. Era la voz y la batería de The Carpenters,  un dúo que inicio junto a su hermano Richard. Juntos lograron ser, uno de los grupos más exitosos y emblemáticos de la música popular americana de los años sesenta y setenta, vendieron cerca de 100 millones de discos.

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Al principio Karen solo aspiraba a ser la baterista del grupo y así pasar desapercibida del ojo público a diferencia de su hermano que lo que más deseaba era sobresalir.  Sin embargo las cosas no sucedieron de este modo debido a la maravillosa voz que portaba Karen.

Ella, no era simplemente bella físicamente, además de sus rasgos finos y su talento nato para la música y el canto, esta chica era también muy noble, introvertida, insegura y celadora de un secreto que termino por consumirla.

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Su vida familiar y profesional desencadenaron tantos daños en ella que la fracturaron desde el interior. Le exigían demasiado y trabajaba exhaustivamente.

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Nadie vio los síntomas o, mejor dicho nadie quiso verlos. A pesar de que era evidente que estaba cada vez más delgada y que cada vez comía menos, su familia no le dio la importancia que requería. Si, este es el tema que nos acontece hoy.

Karen Carpenter era una cantante y baterista con un talento admirable, pero tener que navegar todo el tiempo entre la falta de cariño y protección   de  sus   padres y  la ambición y el cinismo de su hermano acabó por enfermarla.

Tuvo que lidiar durante años con la anorexia, esa terrible enfermedad que termina con la vida de cientos de personas año con año y que es el reflejo más crudo y bestial de nuestra sociedad que nos exige una perfección que no podemos tener.

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Si bien Karen, pasó por varias terapias para volver a comer con normalidad, fue demasiado tarde, pues su cuerpo estaba fuera de control. Unos días antes de su muerte, le dijo a sus familiares que sentía como si su corazón fuera  a   salírse  de  su pecho, pero éstos pensaron que solo se trataba de otra dolencia más, otro dolor físico de entre los muchos que “decía” sentir desde hacía años. Unos días tras quejarse del dolor en el pecho, Karen, cayó muerta en casa de sus padres. La autopsia reveló que llevaba mucho tiempo abusando de un jarabe que servía para inducir el vómito y que su cuerpo estaba en un estado de deshidratación y desnutrición tal que era incompresible que hubiera vivido así tanto tiempo. Además, quienes hicieron la autopsia, descubrieron también varios pinchazos en uno de sus brazos, lo que llevó a la revelación de que había sido ingresada en un hospital hacía unos meses para ser alimentada intravenosamente debido a que su delgadez era tan extrema y su alimentación tan deficiente que si no lo hubieran hecho habría muerto de hambre.

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Karen quería descansar, quería dormir y sentarse en el sofá, quería comerse un pastel, escribir canciones en una servilleta, formar una familia, tener hijos para amar pero no podía hacer ninguna de esas cosas. De hecho no pudo. Falleció a los 33 años por complicaciones derivadas de esa misma enfermedad que prácticamente toda su vida fue su secreto.

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Tras su muerte se hizo público que había estado luchando contra la anorexia durante años, que  había hecho varias terapias por esa razón y que las mismas habían fracasado porque su familia portadora de una mente  demasiado estrecha, se habían negado a darle el apoyo y el cariño que los terapeutas les habían pedido para el éxito de las terapias. Ellos se avergonzaban de su enfermedad,  poco conocida en aquellos años y tachada de capricho de niñas mal criadas.

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Estas lineas son para Karen Carpenter y a su hermosa voz. Nadie procuro nunca decirle que era hermosa y talentosa. Que tenía derecho a tener hijos y a ser feliz.

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También espero que aprendamos una lección con esta historia. Hay mucha gente ahí fuera matándose de hambre y destruyendo su cuerpo porque no tienen a nadie que les recuerde que todo el mundo tiene cualidades positivas y que  cada persona es única y no el reflejo de los demás.  Solo les pido un poquito de coco.

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